Que no pase un día
Que no pase un día sin decir que me gustas, por que tan sincero es tu argumento como el mio.
Me dices: vivirlo fue un error, ...que olvidemos todo, que es mejor; como tratando de convencerme o convencerte con frases dictadas de un discurso aprendido con terror.
Te digo: Quizás me quede solo en los intentos, pero el olvido no se me da como un talento, más bien maldigo a la memoria que selecciona sentimientos, mientras eterniza contigo los momentos.
Te ries y recuerdas que no recuerdas nada, mientras yo aun huelo tu perfume, enredado entre susurro y cabello, y te miro a los ojos, alargando los minutos de una noche que no quiere dejar que la abandonen.
Me rio yo, y es solo de nervios, porque no es fácil mantener el argumento del adios, cuando se incendia un corazón y la puerta de un futuro esta unos pasos de tu balcón.
Y estamos así.
Tu pintas tus lineas que no quieres cruzar, y yo las mias , para unir y conectar. Y es que apesar de todo hay risas, pues en eso de querer, la verdad no facil de aceptar. Aquí cada uno sigue y seguirá, a su modo, con su terquedad.
PD: Me gustas.
Atrevete
De mi errada mirada hacia el tiempo
Juegas?
El color de mi andar
Ya no juega a poner sonrisa en sus caras
Es evidente, lo distinto, la sombra oscura que se cierne en sus vidas, por lo menos él lo puede ver más allá de lo que pueda o no hacer, más se hunden lentamente en silencio sin que nadie los pueda oír. Y aún él está ahí extendiendo por última vez su mano olvidando el llanto sumergido.
79 palabras antes decir te quiero.
Lo que digo
por mi prohibidas hoy
Me he vedado,
y que no me he oido.
exponiendo al silencio perplejo,
Que aun quiero.
Despertar de un Sueño
Lágrima en duda
No necesito ser nada, mas solo el que te ama.
No necesito ser un príncipe para querer estar en tus sueños, ni tú La Bella Durmiente para querer soñar más.
No necesito ser constructor, para edificar mis anhelos, ni tú una arquitecta para que los puedas diseñar.
No necesito ser un guía para mostrarte el camino a mi vida, ni tú una turista para que la quieras conocer.
No necesito ser cirujano para intentar llegar a tu corazón, ni tú una grave enferma para quererlo cuidar.
No necesito ser abogado para defender mí querer, ni tu una condena para quererte a perpetuidad.
No necesito ser profesor para explicarte por que te amo, ni tú una filosofa para comprender la razón.
No necesito ser americano para poder decir I love you, ni tú mi traductora para que lo puedas interpretar.
No necesito ser astrónomo para verte en el cielo azul, ni tú astronauta para que me mires desde allá.
No necesito ser anciano para atesorar el tiempo que ha pasado, ni tú una niña para querer vivir más.
No necesito ser un extraño para aún sonrojarme cuando te llamo, ni tu una vidente para que lo pueda ver.
No necesito ser escritor para plasmar con mi pluma estas letras, ni tu mi lectora para saber lo que con ellas quiero contar.
No necesito ser otro hombre, otro actor, otra cosa, ni tú tampoco, si con eso te puedo amar.
Consejos al espejo
Deja que tu sonrisa hable por ti más allá del destello que irradia. Que tus ojos desdibujen el silencio que surcan sus mundos; porque negarse a ello es caer en la amargura y la ceguera de un pozo saciado del egoísmo del desamor.
Fabrica de Sonrisas
Tendré una fábrica de sonrisas y tú serás mi modelo, porque eres perfecta e iluminas tanto que el cielo te siente celos.
Tendré una fábrica de sonrisas y tú serás mi estandarte, que la tristeza se retire, que se encierre, que se espante, que la vida te ha escogido que mis sueños van delante.
Tendré una fábrica de sonrisas y tú serás materia prima, con tu brillo, con tu desplante pues de ti hare las risas que preceden lo fascinante.
Tendré una fábrica de sonrisas, y yo sonreiré primero, pues de tus labios robare la imagen de quien entrega un querer sincero.
Un mes Atrás en su Tiempo
Mientras duermes
Caminare solo durante un rato,
El otro silencio
Mal digo
Te maldigo noche compañera, que nadé en tus aguas sin destino, sin reloj ni horario fino sin conocer la luz mañanera. Te maldigo noche por mentirme, seducirme y enredarme, por decirme que los días no corrían, por soñar sin siquiera acostarme.
Te maldigo distancia enrarecida, que eras grande y pequeña a tu antojo, que en ocasiones te perdías, mas en silencio crecías con arrojo. Te maldigo distancia por ser real, por escapar de la fantasía, por ser una medida racional y no una palabra que hiciese mía.
Me maldigo yo mismo por mal decir, por no saber hablar; por que mis letras no se entienden cuando te comienzo a extrañar. Me maldigo por no se fuerte, por que mi ilusión no creció en tu mundo, en tu presente, por dejar mi corazón inerte.
Maldigo finalmente a la conciencia, por que nada de esto es verdad, por que ella misma no miente, por que los errores se pagan a esta edad. Maldigo realmente a la conciencia por que ella devela al culpable, pronuncia mi nombre deseable y me destierra a la indiferencia.
El Extraño de los cuartos
Sabes guardar un secreto?
Fueron días difíciles, en donde los segundos se hacían gigantes sin saber de ti, donde las llamadas se hacían esquivas y los sonidos mudos a mis oídos. Tus grandes ojos me sonríen mientras sueñas, y en aquel entonces mis sueños se eran frágiles al querer verte y descubrir despierto que no estabas ahí. Y no pensaba en la fila de galanes que asediaban tu puerta, como en aquellos años se solía hacer: una mano de frente dispuesta a coger otra mas tersa presta de asistencia, mientras la otra mano permanecía escondida con la fragancia de flores dispuestas a sorprender. Quizás no eran ellos los que afloraban en mis pensamientos, sino aquellos que gozaban de estar contigo, aquellos que sin saberlo gozaban de un tesoro ajeno a mis manos, en esos días, fuertes manos.
Mientras amanece el día y tú duermes, te cuento ese secreto, el de aquellos días lejanos de juventud. El secreto que para ti nunca fue secreto pues leías en mi ojos la verdad de mi sentir.
Curioso del Tiempo
Mientras el humo del último cigarro no acababa de esfumarse por entre mis dedos pude notar una pequeña alteración en la singular rutina de aquel extraño. Miro su reloj y alzo la vista unos segundos atisbando a lontananza, y luego se hundió en si mismo una vez más. No tardo más de 9 segundos en ello, puedo saberlo por que instintivamente hice lo mismo tratando de ver lo que el no vió. Ilógico, si lo pienso, no sabia que debía de ver. Y no fue solo una vez, desde que lo vi, lo hizo una par de veces más cada una hora con inglesa exactitud. Por eso miraba la hora, de seguro algo debía de aparecer.
Pertenencias
De quien es el brillo de una sonrisa, de quien la provoca con su simple presencia en un gesto de felicidad o de quien la ofrece a una mirada furtiva de complicidad.
Si quieres...
Explícito