... y te decia ayer que ya no podría, que las ganas no salían y que mi mirada ya no era igual. Y como si creciera, desde el cielo el peso de mis ojos se situo inquisidor sobre ti, hoja en blanco de mis sueños, ojos que se hunden en el piso y que se dejan al paso de los dias bajo la lluvia y los años bajo mi mano; la escritura queda abandonada a su suerte. 
 
Pero ahora pago por mi altanería y comienzo a besar los pies de barro que marcan un regreso, un camino extraño que otra vez me trae aqui, de regreso a  escribir.