-Estoy enamoradísismo de ti- dijo, así tal cual con una s de mas como cada vez que se ponía nervioso. Y un sudor frío se deslizo entre hueso y carne por su espalda.
-No sabes lo que dices- ella dijo sobre sus palabras. El sudor frío terminó de deslizarse por entre sus fibras.
El silencio incomodo y nervioso coronó el momento. Era una frase muy fría, pero por las palabras mas que por la intención. Sabía que todo cuanto decía no eran solo palabras, había pasión y sentimientos detrás, pero quizá los miedos a responder eran más fuertes. Por su lado, él sacudió los fríos que le recorrían y miro por la ventana, la luna se divisaba por entre las brisas de neblina que a esa hora de la noche navegaban por las calles. No se veían las casas todas iguales que a ella tanto le llamaban la atención. Mirar por la ventana y recrear la luna era ganar tiempos antes de las siguientes líneas de la conversación. Pero no hubo palabras. Los hechos hablaron y dijeron más que las hiladas letras de una armoniosa oración. Los brazos se entrelazaron por su espalada y el frío ya no volvió más. Sus negros cabellos rizados descansaron en su hombro y acolchonaron su cabeza que siguió el natural movimiento de apegar su cuerpo tras de él.


Entre las cortinas solo una sombra mostró la luna, y ya no dijeron más.