Te maldigo tiempo por serme esquivo, por que de sus tierras me exiliaste por que hablar de ti esta prohibido. Te maldigo tiempo que de sus días me alejaste, porque lloré las horas de lo no vivido, por no enseñarme a controlarte.
Te maldigo noche compañera, que nadé en tus aguas sin destino, sin reloj ni horario fino sin conocer la luz mañanera. Te maldigo noche por mentirme, seducirme y enredarme, por decirme que los días no corrían, por soñar sin siquiera acostarme.
Te maldigo distancia enrarecida, que eras grande y pequeña a tu antojo, que en ocasiones te perdías, mas en silencio crecías con arrojo. Te maldigo distancia por ser real, por escapar de la fantasía, por ser una medida racional y no una palabra que hiciese mía.
Me maldigo yo mismo por mal decir, por no saber hablar; por que mis letras no se entienden cuando te comienzo a extrañar. Me maldigo por no se fuerte, por que mi ilusión no creció en tu mundo, en tu presente, por dejar mi corazón inerte.
Maldigo finalmente a la conciencia, por que nada de esto es verdad, por que ella misma no miente, por que los errores se pagan a esta edad. Maldigo realmente a la conciencia por que ella devela al culpable, pronuncia mi nombre deseable y me destierra a la indiferencia.


Para quien quiera oir un sentir, lo siento.